¡Hola a todos/as!
Espero que se encuentren muy bien. Luego de varios
días de desencuentro, comparto con ustedes, mi alegría por poder hacer un
cierre de este foro asincrónico, con tanto material “rico”, que supo aportarnos
mucha calidad a nuestro debate de clase.
Tal como la mayoría de ustedes ha propuesto, los
textos que leímos, intentan caracterizar la urgencia de la confianza entre
ciencia y sociedad, que como propone Agustín
R., está en la mayoría de los casos quebrantada, o nunca ha sido totalmente
construida. Ahora bien, retomando el aporte de Chiara L., “¿no es extraño el hecho de que, a la mayoría, nos
cueste creer en algunas investigaciones científicas, cuando deberíamos confiar
en quienes las promueven?”. Esta inquietud, funciona como disparador para
analizar nuestro lugar como ciudadanos argentinos. Podremos entonces,
reflexionar, tal como propone Camila B.,
que “la ciencia y la tecnología son herramientas y por lo tanto la falta de
científicos/as que investiguen, deja en clara desventaja a la población.” O
bien, como sostiene Denise P., “que
la capacidad de investigación de una nación, depende de la educación, la salud,
la vida digna…”.
Ahora bien, analicemos entonces, cuáles podrían ser
las causas de estos hechos que tal como ustedes expresan, dañan tanto la
constitución de la institución científica. Juan
Pablo, propone que esta falta de confianza es provocada por los malos usos
de la ciencia, citando, por ejemplo, el uso de la misma para el desarrollo de
conflictos bélicos. Iván, propone
que esta situación puede estar ligada a la comunicación errada que muchas veces
recibimos como ciudadanos y coincidiendo Paul,
sostiene que la influencia de esta falta de información, influye directamente
sobre las representaciones sociales sobre la ciencia y quiénes trabajan en
ella. Pilar, argumenta que no se ha
logrado construir una conciencia colectiva, capaz de fomentar la importancia de
la actividad científica. Camila B.,
considera que probablemente se deba a que histórica y universalmente, se
utilizó a la ciencia como argumento en defensa de intereses y no como una
herramienta que avale el bienestar social.
Podríamos entonces preguntarnos, a través de qué instituciones
concretas o acciones compartidas, pueden recuperarse los vínculos necesarios
entre ciencia y sociedad. Es en este sentido, que Ludmila propone que existe una situación socio-científica compleja,
en la que la ética se interpone con el objetivo de los científicos. Asimismo, Emiliano, cree que, al perderse la
confianza en la ciencia, se fomenta su desvalorización. Considerando sus aportes,
Chiara E., manifiesta que “el mundo
necesita de instituciones como los comités de ciencia”. Y Naira, aporta que éstos podrían, brindar la concreción de espacios
de debate. Sin embargo, Micaela S. cree
que existen temas que el CECTE, no logra debatir, y cita puntualmente, los
recortes presupuestarios a la ciencia, que se atribuyen directamente al
gobierno. Ahora bien, Eugenia,
sostiene que estos espacios de diálogo podrían producir algún impacto social,
pero que actualmente es dificultoso comprobarlo debido a que nuestro país no se
encuentra estructuralmente para adaptarse. En forma coincidente y en relación con
variables externas a la ciencia, que afectan a su desarrollo, Mercedes cree
que, existe un estancamiento que fomenta la desconfianza y el desconocimiento
de acciones científicas, produciendo un ciclo sin solución aparente. Así
también, Naira G., considera que, en Argentina se generan avances y retrocesos
continuos, que responden a los cambios de gobierno que no se comprometen con la
continuidad de políticas independientes del partido que representen.
Ahora bien, tal como manifiesta Candela L. W., como ciudadanos debemos poseer confianza en la
ciencia para luego poder construir. En el mismo sentido, Mauricio propone que, debe lograrse realizar un acercamiento entre
el cuerpo social y el científico. Así, Gastón
considera que, la responsabilidad de la construcción y el afianzamiento de este
vínculo es compartida: entre la sociedad y el Estado. Según él, este
restablecimiento, no solo favorecería la actividad científica, sino también la
consolidación de la economía y otros alcances visibles a largo plazo. También
sostiene que, deberíamos naturalizar el objetivo y responsabilizarnos de su concreción.
Al igual que Gastón, Pilar cree que
es necesario garantizar la pluralidad de argumentos provenientes de personas
pertenecientes a distintos ámbitos, fomentándose de este modo el crecimiento de
una conciencia colectiva que vimos nacer con la lucha por estos derechos, pero
que requiere de el involucramiento de la mayor parte de la sociedad. Tal vez
podamos, a través de estas reflexiones, lograr como propone Matías S., que la sociedad y también
los científicos encuentren satisfacción y reconocimiento empático, siendo un
derecho capaz de otorgar numerosas construcciones positivas.
Así es como, y tal como hablamos en clase, la democratización del conocimiento científico, es una
herramienta de la que, debemos hacer uso para promover la igualdad de derechos.
Me siento orgullosa de ustedes 😊, nos leemos pronto. Paola.